No quería crear la típica página “about me”, pero mi ego me traicionó de última hora.
Así que aquí puedes leer una semblanza rápida: 34 años condensados en 2 minutos.
Hace 10 años, tres semanas antes de mi boda me despidieron.
Encaré a mi gerente por algo que creí una injusticia, y me dijeron adiós. Tal vez el error fue que lo hice en frente de todos. Pero en fin. Esa fue la primera vez que sentí que algo no me hacía click en ese camino.
Cuatro meses después llegué a una empresa donde crecí. Aumentos, cambios de puesto, premios y una beca para un MBA. Todo iba bien. La meta era lograr un puesto en Estados Unidos. Cliché, pero el típico sueño americano de un mexicano de frontera.
Pero uno o dos años antes de que esto pasara, abandoné la meta.
Hay una frase de Carl Jung que dice:

Y eso fue lo que me empezó a suceder: empecé a hacer consciente la oscuridad. Esos “sueños” no eran míos…
Un paréntesis antes de continuar:
Desde que tengo memoria siempre he sido intenso y determinado, con una mezcla de ambición.
Por ejemplo, mis 18 años los celebré aventándome del Bungee más alto de México. Y como mis papás no estaban para financiar mis locuras, me metí a trabajar unos meses antes de mi cumpleaños sólo para juntar el dinero y cumplir ese objetivo.
Cierre del paréntesis.
¿Por qué, entonces, abandoné esa meta que tenía del puesto en EU?
Descubrí que ese sueño, o esa meta, no era mía. Y que la verdadera razón de porqué la perseguía era porque quería impresionar a los demás. Empezando por mis papás.
Y al mismo tiempo, con el nacimiento de mi hijo, tuve una crisis que me dejó algo claro: quería hacer de mi familia y de mis hijos, mi prioridad.

Un día, ya cansado, hice una auditoría de mi vida. Descubrí que el 80% de mi tiempo se iba en trabajo. Y yo ya no quería esa vida.
No me mal interpretes. Me gusta el trabajo duro. Soy algo old-school en ese sentido.